-Gratis. Si venís ahora te atiendo gratis.
Giré ciento ochenta grados, la miré entornando los ojos y mi enojo
se disipó en un instante, como cuando salimos de un tramo de niebla y divisamos
por fin, otra vez, las líneas claras del camino.
-No sólo discutí con vos a causa del Mundial... -confesé al abrigo
de ese espacio femenino tan íntimo que mezclaba el aroma de sahumerio con el
conocido olor a acetona y esmaltes-. Violeta levantó la vista de mis uñas, irguió la espalda y clavó su mirada verde aceituna directo en mis ojos, intrigada.
-El domingo hubo una reunión de consorcio- proseguí. Y todo
empezó, cuando una vecina amarga levantó la mano y pidió incluir el
tema "Ruidos Molestos" en el orden del día. Vi con horror como
la ronda de vecinos asentía lenta y acusadoramente, dirigiendo sus miradas
hacia mí... hasta que uno abrió la boca y desató la catarata de quejas.
-¡Hay momentos en que todo el edificio tiembla!
-¿Por qué gritan de pronto, como desaforados?
-¡Parecen una tribu de indígenas!
-Hay noches enteras en las que mi mujer no puede dormir...
-Esta semana golpearon las paredes y se escucharon incluso
alaridos
-Estamos preocupados -resumió un señor que hasta entonces me había
parecido el único vecino coherente-
Y soltó la pregunta que toda esa chusma quería formular:
-¿Está pasando algo en el seno familiar...?
Sonreí y los miré con picardía, como si fuera obvio:
-Es por el Mundial... -empecé a decir- buscando consenso, suspiros
de alivio o comprensión inmediata. Pero me encontré con miradas de acero.
Entonces, me esforcé por ser mas explícita y dejé hablar a mi corazón:
-Los alaridos surgen irrefrenables de las gargantas durante las
definiciones por penales... no importa de qué país... un momento así hace
vibrar una montaña. Los golpes en las paredes fueron cuando Costa Rica le
perdió a Holanda después de dejar el alma! en la cancha ¿cómo no
patalear de bronca junto a esos hermanos latinos? El llanto fue
porque ¡le rompieron la espalda a Neymar! El chico, ese indio iluminado, el
semidiós brasuca... ¡no podrá jugar la semifinal! Las lágrimas mojaron todo Brasil como una inmensa catarata... ¿como frenarlas?
Y cuando el edificio tembló... (ahí tembló también mi voz)
cuando la Tierra se abrió y de ella surgió un
pedestal con la figura de Messi elevándose desde las entrañas de la gloria...
¡fue por ese gol mágico en el minuto 91 que le dió la victoria a Argentina! ¿Se puede silenciar la FELICIDAD pura?
Violeta meneó la cabeza divertida, incrédula.
-¿Así les hablaste? ¿Y cómo reaccionaron?
-No te imaginás: demudados. Sus comisuras de los
labios estaban fijas en un rictus amargo y mi espontánea alocución no generó
ninguna empatía, por el contrario: noté que los vecinos retrocedían casi imperceptiblemente un pasito hacia atrás, agrandando la rueda, como si yo fuera
una insana de la que se quieren alejar. Finalicé disculpándome
suavemente, con un hilo de voz: -Mañana a las once de la noche, Argentina juega la semifinal
contra Holanda...
Sonó como una amenaza. Y el responsable del consorcio disparó en palabras lo que pensaban todos los demás:
-Después de las once de la noche está prohibido HACER RUIDO.
Te vas a encontrar con la policía.
Los miré como a insectos. Pensé explicarles que los polícias
del móvil que recorre el barrio, conversan conmigo de fútbol cada mañana con la misma pasión y que
apostaron cinco sueldos a que Argentina llegue a la final. Pero desistí: las pasiones no se explican, Violeta: se viven con
el alma, el sexo, la garganta y el corazón. O no se viven.
Mi manicura observó satisfecha mis uñas recién arregladitas y
relucientes. Y antes de darles la pintadita final, preguntó con su estilo
práctico y realista, ese que tanto la diferencia de mí: -Y mañana... ¿la Semifinal? ¿Te vas a arriesgar a que te
jodan en medio del...
-NO, está decidido. La veremos en las pantallas gigantes de la playa.
Y el próximo Mundial, te lo firmo: o me mudo de edificio, o viajo a verlo a la Argentina...
Y el próximo Mundial, te lo firmo: o me mudo de edificio, o viajo a verlo a la Argentina...
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Queridos autores: en una sociedad, una familia, un grupo
de amigos o una pareja, las pasiones pueden ser contagiosas... o tornarse un
fastidio. Quién aporta al blog un pequeño episodio donde el protagonista
sea... UNA PASIÓN?
Sobre la pasión... lo saqué del armario...
ResponderBorrarUna noche más
Desnuda te acuestas sobre un lecho de flores
que para ti preparé.
Y tú me regalas
un bello cuadro de suaves colores
en tu blanco lienzo…
con dos motas rosadas y un negro fugaz.
Tu cuerpo pinto con temblorosa pasión
de transparentes brillos
que solo mi boca puede lograr.
Y extenuados,
cuando la muerte nos une
observo tu rostro para resucitar.
Rápida te alejas.
El lamento de las flores perdura tu ausencia
y solo en ese instante, en la duda del retorno…
me uno a ese coro
con angustia en mi alma y comienzo a llorar.
Bienvenido estimado dramaturgo! No sabía que escribía también en prosa poética...
ResponderBorrarSoy solo un aprendiz... y lo digo sin falsa modestia.
ResponderBorrarPara ti y tus sensibles escritores vaya uno de mis preferidos:
Libre
Cuéntame amor…
cuéntame ahora que el cielo se ha puesto gris.
Que la lluvia sabe amarga y el viento hiriente es.
Que de ¡basta!... ya te nutres, y olvidar traición no es.
Que las rodillas recuerdan que hincada sientes dolor.
Que el sentido se ha perdido,
tu palabra… la intención,
el relicario el color, tu corazón la pasión,
y mi lápida… mi lápida su razón.
Mi amor para todos ustedes...
Bienvenido seas Anónimo...tú y tus apasionadas letras.
ResponderBorrarAgradezco tus palabras, Vera, un pequeño mimo siempre es bien recibido.
ResponderBorrarCon el permiso de Andrea, seguiremos estimulándonos y creando para construir.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarDeportistas apasionados
ResponderBorrarMi hermano practicaba con pasion el deporte de caída libre y conoció en el club a una muchacha que compartía su entusiasmo. Cuando decidieron casarse quisieron llegar a la boda desde el cielo. Cegados por la pasion del deporte no hubo quien los hiciera desistir de la idea; iban a aterrizar en el jardín delante de la hupá.
Estábamos esperándolos cuando apareció el avión que los transportaba. Después de dar tres vueltas sobre los invitados ,retomó cuota y los arrojó al espacio uno a uno. La novia vestía un mono blanco y había pegado el velo al casco. Cuando vimos el tul en el aire, presentimos el riesgo. Mi hermano fue el segundo en saltar y se enredó con el tul. El velo se desprendió del casco y la novia, ignorando lo que sucedía a sus espaldas, esperaba que mi hermano llegara a su lado y continuaran el vuelo tomados de la mano. Mientras tanto, él se debatía tratando de liberarse del tul que se había adherido a la cara. Los asistentes gritamos, dos mujeres se desmayaron y mi padre llamó a la ambulancia.
Hoy es el aniversario del turbulento aterrizaje.