16 may 2015

Tip 53: Lo irracional

Entró al local de golpe, sin turno ni aviso alguno, tal como irrumpe en la vida el amor o como sobreviene una desgracia.  De sopetón y sin permiso.
Era una mujerona robusta, de caderas generosas, pollera multicolor y mirada penetrante que desnuda el alma.  Plantó su mitológica figura en el centro del local y al verme con las manos extendidas en una inmaculada toallita blanca esperando que se seque el esmalte gris perla de mis uñas recién pintadas, notó al instante mi condición de clienta y se dirigió entonces a Violeta, con un ruego que sonó como una orden:

-Necesito que me arregles las manos.  Ahora.

Violeta parpadeó, molesta por el tono imperativo disfrazado.

-Acabo de cerrar.

La mujer avanzó un paso mas, hasta quedar muy cerca de mi manicura y le exhibió unos dedos cargados de anillos, con uñas desprolijas que acumulaban capas de esmaltes ajados.

-Ayudame.  No puedo ir a trabajar así y "pegué" un grupo de señoras ricas, que viven por acá cerca y me contrataron para esta noche.  Cuando vi tu negocio pensé que era un oasis...  por favor.

Violeta me consultó con la mirada.  Un minuto antes, había puesto agua a hervir en la jarra térmica y nos habíamos regalado la promesa de un café y charla a última hora del día.  Me levanté con menos resignación que curiosidad  por esa extraña clienta que cambió el curso de nuestra intención y le dejé mi lugar en el banquito.  La mujer dibujó una sonrisa de esas que sellan pactos de amistad y no tardó en ofrecernos un dudoso agradecimiento.

-Yo también trabajo con las manos de la gente- sugirió con tono misterioso.  Y enseguida aclaró:
Con las palmas de sus manos.  En Rumania -de donde vengo- yo era una de las mas conocidas lectoras del destino de las personas... acá todavía me estoy abriendo camino.  Si alguna quiere probar suerte el servicio va sin cargo, para compensar la interrupción.

Violeta desechó la idea de cuajo: su espíritu práctico era como una roca sin grieta alguna, en la que no había resquicio para que se filtre ningún aspecto sobrenatural.

En cambio yo... Yo sonreí como una niña de ojos brillantes.  Comprobé que el esmalte gris perla estuviera bien seco al fin y extendiendo mi palma a la pitonisa, pregunté:

-¿Está escrito el tiempo que nos queda de vida?
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Queridos autores:  la introducción en circunstancias cotidianas de un elemento mágico, sobrenatural o relacionado con la fe mas que con lo racional, puede enriquecer nuestra historia, generando intriga, ilusión y la convicción de que todo es posible.
¿Quién aporta al blog una historia donde alguien nos pueda develar misterios de nuestro destino, a través de métodos no convencionales como la lectura de la borrá del café, tarot, bola de cristal, oráculo, hipnosis u otros?