12 ene 2014

Tip 32: Encontrando Musas

-A veces me pregunto si la vida... me regalará una nueva historia de amor.

La frase resonó fuerte en el ámbito pequeño y prolijo de la manicuría de Violeta, ese jueves a la tarde.  El local, estaba bastante poblado por un grupo de media docena de mujeres de variada edad, que esperaban su turno para empezar acicaladas y un poco mas bellas el fin de semana.

Resonó fuerte y quedó picando.  Se coló en el hueco de varias conversaciones simultáneas que de pronto se silenciaron, como suele suceder a veces en las reuniones donde se conversa en grupitos aislados y de pronto, parece que un director de orquesta oculto calla a todos en el mismo instante y se escucha muy clara, sonoramente, el comentario de alguien que enseguida se sonroja y trata de volver al anonimato del momento anterior.

Violeta, yo y cinco pares adicionales de ojos curiosos, buscamos con la mirada a la autora de ese cuestionamiento tan verdadero y sentido, de ese deseo cubierto con el signo de pregunta de un destino, que cortó como un sable el cotorreo que fluye como un manantial en cualquier centro de belleza femenino.

Y cuando nuestros ojos se toparon con la elegante autora de esas palabras y nuestras comisuras de los labios se estiraban en involuntarios gestos de asombro, la ancianisima señora repitió, con picardía, por si quedaba alguna duda:
-¿Qué?  A  los 87 años de edad... ¿no se puede esperar que la vida nos sorprenda con una nueva historia de amor?

Yo miré a la octogenaria como a un ángel caído del cielo y salí de la manicuría casi volando, sin esperar mi turno.  Hacía días tenía la sensación de que una nueva obra, película o novela se estaba gestando en mi interior y me preguntaba de qué forma comenzaría, qué formato tendría, cual sería la imagen, o el sonido, o la acción, o el retazo de vida que actuaría como disparador de la catarata  inspiradora.  
La frase de la octogenaria había resultado perfecta:  musicalmente, filosóficamente y representaba además una esperanza muy universal, el deseo siempre latente de volver a sentir esos arrebatos, esa risa loca, esa mezcla de sensación todopoderosa que es el amor.  
Subí los tres pisos de escaleras de dos en dos y esa noche pedí comida hecha para todos.  
Abrí la "laptop" como si fuera el cofre de un tesoro y con sumo cuidado, con respeto y yemas temblorosas tecleé el título de mi primer novela:  "La última historia de amor".

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Y ustedes, autores... recuerdan alguna  imagen, persona, pregunta, gesto, suceso, recuerdo, foto, escena, paisaje, animal, vacación, vivienda o comentario... que les haya sido sumamente inspirador?  ¿Quién hace "click" en comentarios y lo comparte?