20 oct 2013

Tip 24: Cadenas de Contratiempos

La clienta bonita, divorciada y de treinta y pico largos, contaba en la manicuría de Violeta -con lujo de detalles- la serie de peripecias que oscurecieron su fin de semana.  Si bien fueron contratiempos relativamente minúsculos, la seguidilla le había generado mas de un trastorno, atrasos y tensiones, que ahora relataba con comicidad.

-Una rueda se me pinchó y unos vecinos la cambiaron por la de auxilio, pero al estacionar... vi que la otra goma delantera estaba bajísima.  Hace tres años que pago un seguro que te manda un service o una grúa por si te pasa algo en el camino y hasta ahora  jamás lo necesité, nunca los llamé ni los molesté.  Esta vez intenté comunicarme y me topé una serie de contestadores automáticos y musiquitas cursis que me sacaron de quicio,  Cuando por fin me atendió alguien y me pidió quinientos datos para comprobar mi identidad, me informó sin rodeos y con tono monocorde "su póliza venció el 18 de octubre".  

Sentí como una trompada en medio del rostro.  "Eso fue... AYER" -noté angustiada-.  Le transmití mi desazón a ese tono informe, hablando con la voz quebrada e intentando conmoverlo -contó la clienta- mientras Violeta y yo escuchábamos divertidas, porque la bonita señora de los contratiempos poseía el don de la narrativa oral y contaba la serie de peripecias con el tono patético y burlón de una verdadera "standapista".   

-Pero no hubo caso -siguió diciendo-.  La voz sólo quería cortar la comunicación repitiendo una y otra vez: "Si su seguro está vencido, el sistema no me permite enviarle un móvil de auxilio mecánico".

En fin, les resumo el cuadro de situación -enumeró con la mano que ya tenía las uñas pintadas-. "Noche, los chicos solos en casa, uno de ellos con fiebre, la rueda delantera cada vez mas baja, la rueda de auxilio ya la usé y al día siguiente -hoy- tenía que estar a las 8.00 en mi nuevo trabajo  a 25 km de Ramat Gan.  Me metí adentro del auto y se me cayeron un par de lágrimas. Pero intenté ser resolutiva: llamé a los chicos y le dije al de ocho -aclara- "que es el mas grande" que voy a buscar una gomería abierta y que si tienen sueño se duerman... mami volverá enseguida. Entonces puse el auto en marcha... (estudiada pausa dramática) y NO arrancó.  Intenté otra vez, volví a ingresar el código de la alarma... el auto no es muy nuevo pero tampoco es taaan viejo... pero no hubo caso. Parece que murió la batería.  Quedé como en blackout, paralizada, tratando de encontrar explicaciones fiosóficas y psicológicas a lo que estaba pasando...

¿Por qué esta cadena de contratiempos?  ¿Por qué justo cuando conseguí un trabajo adecuado y conveniente? ¿Por qué ahora, que empecé a salir a flote sola del divorcio que me hundió?

Las preguntas de la clienta quedaron suspendidas en el aire de la manicuría y se mezclaron con el típico aroma de la acetona, los esmaltes y la cera depilatoria.  Violeta y yo la miramos intrigadas.  Hizo una pausa que nos pareció demasiado extensa y anunció el desenlace:

"Entonces sonó mi celular". 
Identifiqué el número de un gordito bastante pesado que me está pretendiendo hace varios meses... -dijo-.  En otra circunstancia ni le hubiera contestado pero en esta ocasión... ¡sentí que lo mandó Dios!.  Violeta y yo nos miramos divertidas y eso la estimuló.

"Ahí estaba, vibrando e iluminando mi teléfono en el momento exacto y en el minuto indicado".  No lo dudé: deslicé suavemente mi yema por la pantalla dactilar del android y antes que él me dijera "¿cómo estás?" eché por la borda discursos feministas y alegatos de autosuficiencia y lo saludé diciendo:  "la vida me está indicando que necesito otra vez un hombre a mi lado".

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Las cadenas de contratiempos son un tema recurrente en la literatura, el cine y el teatro.   Desde la dramática película "Un día de furia"  hasta shows de stand up  donde las dificultades cotidianas se abordan desde el humor, una buena pluma o un hábil narador, pueden transformar situaciones exasperantes que llevan al borde de la desesperación, en las mas deliciosas anécdotas.

A ver autores... ¿quien se anima a aportar al blog el relato de una serie de vicisitudes? Importante:  elijan si el tono será dramático o mas bien de un humor patético...  ¡Espero vuestros escritos!

4 oct 2013

Tip 23: Mueblero tránsfuga o "Cómo insertar un buen diálogo"

Mientras daba los últimos retoques a las cuidadas manos de una anciana rusa que había sido concertista de piano, Violeta contaba con lujo de detalles el altercado entre su marido y un vendedor de muebles de la calle Herzl, en Tel Aviv, un equivalente de la Avenida Belgrano porteña, donde se pueden encontrar juegos de comedor y de dormitorio bastante dignos y a buen precio.

-Prometió que nos enviaria una consola de un color gris patinado muy original, UN MES antes de las fiestas y fijensé, recién HOY la recibimos, tres meses después de haberla pagado- contó Violeta indignadísima.

-¿La pagaron por adelantado? -preguntó una clienta, dando por sentado en su tono que si lo habían hecho eran ingenuos.

-Si, pagamos y esperamos el envío del mueble como suele hacerse ¿o no?...  (comentarios de las clientas)  En fin  -retomó Violeta el hilo de la narración- ¡tres meses lo esperamos!  Llamamos TODOS los dias y cada vez el dueño -un tal Moti- nos respondía "mañana lo recibirán" -relató mi manicura con voz quebrada y un signo de interrogación en la mirada: esa falta de respeto hacia un cliente, para ella era inconcebible-.  Finalmente, mi Marcos se fue hacia la calle Herzl para ver qué estaba pasando... pensamos que tal vez cerró el negocio, o quebró.

Después de  treinta y cinco años de casada, mi manicura seguía llamando a su esposo con suma ternura. "Marquitos" o "mi Marcos" le decía y a continuación, expuso el diálogo inverosímil entre su marido y el mueblero tránsfuga.

-Buenas tardes, soy el que te encargó la consola patinada gris-.

-¿Y qué necesitás?

-¿Que te parece?  ¡Que me la envíes!  Te la encargué hace tres meses y te la pagué...

-Que se va a hacer, el carpintero se murió -interrumpió el tal Moti con brusquedad-

-Ah... lo lamento.  ¿Por qué no nos dijiste?  Hace tres meses que te llamamos y nos prometen "mañana la enviamos".

-Se me pasó... ¿te creés que lo único que tengo en la cabeza es tu consola? -desafió Moti-.

-No entiendo- Mi Marcos trataba de dominar su furia y consternación- ¿así tratás a los clientes?

-Si.  Te topaste con una mala persona, qué vas a hacer.

-Entonces devolveme el dinero, te di dos cheques- solicitó mi marido conteniéndose-. Así como lo ven de bueno,  Marquitos no es de los que se dejan llevar por delante y de golpe, puede convertirse en una fiera.

-El dinero ya me lo gasté.  Si querés te mando esta consola negra, o esta marrón, mirá que linda -ofreció sin escrúpulos-.

-No queremos una consola negra ni queremos una marrón.  Queremos la que pagamos o devolveme el dinero AHORA, atorrante!

-Esperá... no te pongas así... dejame hablar con el carpintero.  ¡Y se puso a marcar un número!- Violeta no podía esconder su asombro ante la desfachatez del susodicho.

-¿¡No se habia muertoooo?! -preguntamos al unísono el grupito de  clientas que la estábamos escuchando.

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Insertar un dialogo como el anterior, de connotación intensa, en un cuento o novela, no es tarea fácil para un escritor.  Un tercero cuenta una conversación entre otras dos personas, un ejercicio verbal al que estamos acostumbrados desde que tenemos recuerdos. Pero al intentar ponerlo POR ESCRITO nos preguntamos:  ¿cómo transcribir la frescura de una conversación, sin perder algo en el camino hacia papel?

Un buen ejercicio es tratar de evitar el verbo DECIR  ("me dijo, te dijo, le dijo") o por lo menos no abusar del mismo, buscando con afán la palabra exacta que refleje lo que sentía el protagonista cuando habló.  

Atención:  pocas veces en la vida simplemente "decimos" las cosas.  A veces las gritamos o enfatizamos, las susurramos, narramos, preguntamos o sugerimos, contamos o nos referimos, explicamos o defendimos, indicamos o respondimos... hay decenas de verbos que pueden reemplazar al simple "decimos".  Buscar el verbo exacto, nos permite mostrarle al lector algo más acerca del estado de ánimo del personaje que replica  (Por ejemplo, si escribimos "enfatizó" estamos contando que el personaje "lo dijo con énfasis")  Observen en el dialogo anterior, como he reemplazado en todos los casos el verbo decir.


A ver, autores... ¿quién hace click en comentarios y aporta al blog algún dialoguito "picante"?