14 jun 2014

Tip 39: Clímax o "Minuto de Gloria"

"Saltó como si tuviera resortes en los pies.  Su cabeza estaba posicionada mas alto que la de otros jugadores pero en el instante crucial, comprobó que no podría rozar la pelota porque la curvatura no había sido la suficiente y el balón caería casi dos metros mas adelante. Entonces, la decisión fue instintiva, animal: Van Persie impulsó su cuerpo en el aire, horizontalmente, como si el área fuese una piscina y dio un salto de nadador, de águila que se arroja en picada.  Logró rozar la pelota con el costado derecho del cráneo, desviándola hacia el arco enemigo en un ángulo tan preciso y sorpresivo, que descolocó al arquero mas famoso del mundo y provocó un rugido de euforia que sacudió el estadio.  ¡Si hasta me pareció ver -en el globo terráqueo que adorna mi biblioteca- que el contorno de Holanda latía y brillaba, era un corazón entre los demás países! Aterrizó en el pasto con  pecho, vientre y sonrisa de delfín.  Y cuando espió de reojo la hazaña, al arquero impotente y a la hinchada estridente, besó el pasto de la gloria de ese primer gol de Holanda en el mundial y supo que iban a hablar de él, que estaría en todos los titulares.  
Supo, que ese gol pasaría a la historia".

Terminé de contar con agitación y un entusiasmo que no logré contagiar a Violeta.  Mi manicura me miraba en silencio con impaciencia y un dejo de preocupación.

-¿Qué pasa?- reaccioné a la defensiva- ¿dije algo malo?

-¡Para nada!- su tono irónico-sarcástico no se hizo esperar-.  Solo estás relatando partidos de fútbol desde que entraste, tus uñas se secaron hace cinco minutos y yo esperando que liberes el banquito para poder seguir atendiendo a esta gente- indicó, mientras señalaba a dos señoras de aspecto muy "snob" que parecían venidas de otro barrio.

-¡Perdón!  -me levanté de un salto-  No había notado que entraron clientas, ya me voy... Anotame para el viernes próximo, please -solicité ya saliendo y expliqué, intentando quedar simpática:
-Antes del  partido "Argentina-Irán", es fun-da-men-tal que me pintes las uñas de celeste y blanco...
Violeta ni me miró y respondió con un anuncio terminante:
-No hay turnos hasta que termine el Mundial -informó sin siquiera abrir la agenda. Y se dedicó a hablar con la señora pituca, que empezó a contarle el origen de cada anillo que llevaba en sus dedos gastados.

Me alejé de la manicuría ofuscada y tomé una decisión:  No volvería a pisar jamás ese antro feminista y banal, donde se valoraba mucho más una receta de tarta para Shavuot... que un golazo de Van Persie.
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Queridos autores:  ¿quién aporta al blog la descripción de "un minuto de gloria" de un personaje? ¿Se animan a narrar el momento exacto en que toca el cielo con las manos, se siente el rey del universo y le guiña un ojo a las estrellas del firmamento?

11 jun 2014

Tip 38: Si introduzco un objeto...

-Mi hermano llegó hace diez días de Buenos Aires y me trajo de regalo algo insólito- conté  apenas me senté en el banquillo "del sosiego", poniendo los pies en una palanganita con agua y ofreciendo mis manos de jardinera a Violeta, para que las transforme en las extremidades de una escritora digna.

Mi manicura me miró por sobre los anteojos reprobatoriamente y su flechazo crítico no se hizo esperar.
-NUNCA te gusta lo que te regalan.  Obsequiarte algo es una MALA IDEA, que se le ocurre a algún desubicado con pésimo gusto... ¿no?

Bajé la vista y sonreí, reconociendo que tenía razón:  Violeta ya parecía una integrante de mi familia y me criticaba como lo hacían ellos.  De todos modos, insistí.

-¡Se apareció con unas tijeras!  Flamantes, filosas y obviamente muy útiles pero ... ¿es lógico que un hermano que no ves hace un año te traiga de regalo unas tijeras?  Se lo comenté sin vueltas:

-Me acabo de mudar... ¡necesito tantas cosas!  ¿No podías traerme una bandeja o una hielera?  Un  mate, una alfombra ¡qué se yo!  una caja de té, individuales, unos parlantes copados, algún cuadrito con aires de tango...
Pero ni se mosqueó.

"Son tijeras increíbles... casi mágicas" -aseguró con un toque de misterio.  Y salió a correr por el parque Hayarkón hasta el Puerto de Tel Aviv, en malla, para desembocar en el mar, bañarse y volver corriendo hasta Ramat Gan.
Me quedé mirando las tijeras malhumorada y decidí no darles el honor de guardarlas en el cajón de la cocina reciclada de mi nueva casa -le confesé a Violeta-.  Las arrojé con desdén en mi bolsito-kit de jardinera que llevo para hacer las huertas orgánicas con los chicos en las escuelas y me olvidé del asunto hasta la mañana siguiente, cuando un grito estridente estremeció al colegio de Herzlia donde estaba trabajando.

Estrené las tijeras "mágicas" rescatando a Alón, un nene de segundo grado que se enredó en la trampa de un arbusto de frambuesas.  A partir de ahí, los tijeretazos precisos del regalo de mi hermano podaron ramas y raíces, transformaron remeras de invierno en musculosas de verano, forraron cuadernos, diseñaron maquetas, cortaron cables, pulieron astillas, emprolijaron flequillos, agujerearon macetas, abrieron latas imposibles, amenazaron a un borracho que se puso denso, transformaron una tarde de lluvia en una fiesta de "origami", reciclaron cajas de cartón... ¡¿entendés?  Comprobé que una buena tijera es lo mas útil que hay ¡imaginate en un guión de cine!   Puedo hacer que destruya evidencias, que recorte fotos comprometedoras, puede borre la barba de un sospechoso o defienda a la protagonista de un  asesino...

Violeta levantó la vista de mis uñas ahora emprolijadas y -sin mucha paciencia- me preguntó de qué color iba a pintarlas.
Con las primeras pinceladas del "rosadito claro" que elegí, aseguró, como al pasar:
-Nunca esperes que te compre un regalo.
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Queridos autores, al igual que los personajes de nuestros cuentos y guiones, si introducimos un objeto en nuestros relatos, éste TAMBIEN debe evolucionar.  ¿Quién aporta al blog una historia donde un objeto "evolucione" y modifique, haga reaccionar o cambie la actitud de un personaje?

2 jun 2014

Tip 37: Miedos

-Me pasa justo en los días en que me siento mas feliz- confesó Violeta, en la intimidad de la manicuría que estaba desierta, café de por medio.  Mis uñas ya se habían secado, pero yo no tenía apuro ni intención de irme:  mi manicura-hermana-adoptiva en Israel estaba abriendo su corazón y eso no ocurría muy a menudo.  La mujer que casi siempre escuchaba cabizbaja y asintiendo, soltando comentarios monosilábicos mientras pulía manos de clientas con prolija rigurosidad, hoy hablaba con énfasis y mirándome a los ojos, como inquiriendo algo al destino, como buscando una respuesta ¿tal vez de mi?

-Es como una ráfaga pasajera -continuó-.  Como un viento que se levanta de pronto cuando estas en medio de un asado al aire libre y ves que empiezan a volar las servilletas, que se derrama todo el vino... Mirás al cielo y una nube amenaza con echarlo todo a perder... pero al final pasa de largo.

Violeta hizo una pausa.  Noté, que buscaba desesperadamente las palabras exactas para describir su sensación.
-Hoy me pasó de vuelta:  llegué contenta, después de un fin de semana fantástico.  Estuvieron mis hijos, el mas chico -que se libera dentro de un mes- y el mas grande, con mi nuera y los mellizos.  Abrí el local, miré la agenda... ¡bingo! todos los turnos asignados.  La primera que tenía anotada era esa viejita que adoro, Tikva, te conté, una sabia con ojos de aurora, una santa.  Y ví que la última eras vos... -me miró con ternura-.  No podía empezar la semana mejor.

Mi manicura estaba evidentemente movilizada e hizo una pausa, bajó la vista.  No me atreví a respirar.

-¿Te das cuenta?  Cuando siento que la vida es hermosa y que todo está en marcha... llega el miedo.  Me invade, me deja helada.  Ya no puedo disfrutar.  Miro el reloj, tensa... ¿donde estará el soldado?   Y los mellizos de tres años  ¿ya habrán llegado al jardín?  Escuché que hubo un accidente en la autopista...  Y mi marido, ese pan de Dios... cuando salí de casa seguía durmiendo  ¿No es raro?  ¿Y si no se despertó?-

Entiendo lo que siente.  Ese  fantasma inasible, la posibilidad de que todo se hunda en un instante, repentina e irremediablemente.  "La insoportable levedad del ser"  -lo tituló Kundera-.  ¿Qué pasa si una de las piezas del pequeño engranaje que uno lubrica día a día se cae, se rompe, se pierde para siempre?

Ahora Violeta me mira sin ver, totalmente metida en su propio cuento de terror.  Y sigue:

-El día se me arruinó, la nube negra que amenaza el asado está ahí,  a punto de hacer un desastre.
Creí escuchar el teléfono y no quise atender.  Miré hacia la puerta del local y me pareció que llegarían, con el anuncio tan temido... ¿le pasó algo al soldado?  ¿A mi marido?

Cuando la puerta del local se abrió hoy a la mañana yo estaba temblando, ojos llorosos, esperando lo peor...  Pero por suerte, la que entró fue Tikva.   La viejita abrió grandes los ojos, pensando que pasé un fin de semana fatal.   Me dijo  Shavúa Tov (buena semana) y  me aseguró que Ihié Beseder  ("todo va a andar bien").  Así empecé el día... ¿te parece normal?
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La descripción de algún tipo de miedo, terror, pánico o fobia inexplicable a veces resulta MUY difícil.  ¿Quién aporta al blog alguna narración donde el protagonista sea... el miedo?