La conversación en la manicuría de Violeta -en uno de estos días turbulentos que opacan el verano isralí- giraba en torno a la necesidad imperiosa, casi animal, de una tregua. Una clienta, que había destrozado sus uñas mordiéndolas frente a la pantalla del televisor mientras miraba las noticias de esa guerra que se impuso como un tsunami sorpresivo y voraz, comentó algo que derivó la conversación hacia preocupaciones mas filósoficas y universales:
-Todo el año quiero huir de la rutina... y hoy deseo volver a ella desesperadamente.
Lo expresó con tanta vehemencia y angustia, que generó un silencio inmediato entre las mujeres presentes. Es como si hubiera confesado, de pronto: "Todo el año mi vida es una ciénaga... pero esta ronda de tensión y muerte es mucho mas intolerable aún".
Violeta, que en vano intentaba limar esas uñas devastadas por los nervios, elevó la vista de su tarea y la miró con pena. Luego desvió su mirada hacia mi, como pidiendo aprobación, y entonces le soltó la verdad cruda, sin anestesias, señalando esos dedos deformes:
-No hay esmalte que pueda arreglar ésto... te estás haciendo daño-. Y remató: -Esto no empezó con la guerra. La que necesita una tregua sos vos.
La clienta se retiró como un ánima y cuando desapareció de la vista, el cotorreo recomenzó, se sucedieron los ejemplos y las anécdotas, cada mujer relató uno o mas paréntesis, treguas, parates, frenos, espacios, oasis, que la vida impone o que nos imponemos para tomar aire un ratito, para arribar al claro en el bosque, para dejar de ahogarnos, para retomar fuerzas o simplemente, para detenernos un momento a mirar una rosa o a escuchar con verdadera atención a un niño... hasta la próxima sirena de alarma.
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Queridos autores: en muchas historias y películas, los personajes comienzan siendo "perdedores" (sufrientes, tensos, angustiados, fracasantes) y de pronto logran dar vuelta esa situación y triunfar, enamorarse, sentirse mejor, salir del pozo y hacerle "pito catalán" a un destino de contratiempos.
En otras historias sin embargo, los personajes empiezan trastabillando en un camino pedregoso, aburrido y ruin, hasta que se topan -de pronto- con un atajo verde con frutos sabrosos... un oasis de felicidad y calma (por ejemplo, en la lograda novela de Mario Benedetti "La Tregua"). Pero... en un lapso razonable pero corto, el atajo se termina y -cíclicamente- el personaje se enfrenta de vuelta con su realidad anterior, oscura, patética y rutinaria, desahuciada y sin sentido.
Quién aporta al blog un breve relato donde el personaje elegido... disfrute del efímero alivio de "una tregua" en su vida gris?
¿Siempre quisiste escribir? Llegaste al sitio indicado. En los posts mas antiguos, encontrarás ANECDOTAS, ENSEÑANZAS LITERARIAS (Tips) y EJERCICIOS, muchos de ellos ambientados en la escenografía íntima de un pequeño Salón de Belleza en un barrio pintoresco de Israel. Y en los últimos posts: relatos destacados de escritores contemporáneos que brillan en los Talleres. Bienvenidos a Nace un Autor: un viaje al corazón de tu impulso creativo.