13 jul 2013

Tip 13: El desencadenante

No me gustó.  Y no sabía como decírselo.   
Mientras Violeta frotaba mis uñas con un algodoncito quitando con estudiada dedicación el esmalte de la semana anterior- yo me preparaba para afrontar la re-pregunta, que llegaría en cualquier momento.  Mi manicura no se conformaría con el comentario ligero que solté al entrar, cuando la vi: -Estás muy distinta... me tengo que acostumbrar.

Violeta llevaba su pelo entrecano recogido, dejando caer un rizo rebelde sobre la frente,  que apartaba con el dorso de la mano varias veces durante la sesión de manicuría.  Ese gesto sencillo era su toque de distinción.  Yo espiaba a través de ese tirabuzón de matices grises, observando sus párpados de arrugas coherentes que sólo se elevaban al finalizar la tarea.

En cambio hoy,  el pelo de Violeta lucía hombrunamente corto, al dictado de la moda, teñido de color rojizo-bordó.   Su frente se me antojó inmensa y despojada, desconocida.  Sus párpados expuestos me incomodaron.  Y cuando terminó de pintarme las uñas de la mano izquierda, no tuve escapatoria. 
-¿Te gusta o no?- inquirió  sin poder disimular que necesitaba mi aprobación.

Sentí el impulso de decir la verdad:  -Parecés un fósforo, Violeta...  

Pero enseguida, cubrí mi intención de ser franca con una máscara de sentido común y elegí una respuesta no tan cierta pero que la dejaría mas feliz:
-Es moderno...  siempre viene bien una renovación y un cambio. 

.......................................................................................
A veces, los escritores construyen personajes fascinantes en las historias que están escribiendo, pero no logran desatar el conflicto. 

Una de las formas que sugiero es que el autor "quite la máscara" a uno de los personajes y le haga decir una verdad en forma directa y absoluta, con franqueza y sin tapujos.  En general, recibir "una verdad" sin anestesia, enfurece, enoja, desata malestar y como consecuencia el conflicto.

Tomemos como ejemplo un matrimonio hace tiempo desamorado donde el marido es adúltero y la esposa cierra los ojos ante esa situación.  Ambos afrontan su cotidianeidad fingiendo con delicadeza:  el marido llega cada tarde del trabajo con una flor y dice a su mujer:  "Hola querida, hoy tuve un buen día... ¿y tú?".  Ella agradece la flor y cuenta algunas trivialidades. Y así durante años.  Si el autor no le "quita la máscara" a alguno de estos personajes, el conflicto no se desatará nunca.  Pero si una tarde el marido llega y simplemente dice:  "Hola querida, hoy estuve toda la tarde con la mujer que en verdad amo", es ahí donde empieza la historia:  ¿cómo reaccionará la mujer? ¿cuál será el desenlace?

Autores... ¿Se animan a hacer "click" en comentarios, describir dos personajes dentro de una rutina determinada y de pronto "quitar la máscara" a uno de los dos (o a ambos)  para que se desate el conflicto que está latente?

7 comentarios:

  1. veo una foto de tres pares de piernas calzadas con zapatitos de colegiala, de ahi esta historia...Simbiosis de una cancion del siglo XV y el relato en si

    Tres morillas

    Estaba caminando por la plaza, me llamaron la atención tres chicas, parecían niñas,

    -Tres morillas me enamoran
    en Jaén,-

    Inclusive calzaban esos zapatos de colegiala con la tirita.
    Cabellos largos con una cinta blanca.

    -Axa y Fátima y Marién-

    Un aspecto cándido y amoroso...
    A medida que me acercaba me sonreían...

    -Tres morillas tan garridas
    iban a coger olivas,-

    No sabia cual era mas bonita...
    Me hacían volar la imaginación.

    -Y hallábanlas cogidas
    en Jaén,-

    Tenía puestas las tres medias blancas inmaculadas hasta las rodillas.

    -Axa y Fátima y Marién-.

    Era casi noche...

    -Y hallábanlas cogidas,
    y tornaban desmaídas -

    Parecian tan jovenes y bonitas...

    -Y las colores perdidas
    en Jaén,
    Axa y Fátima y Marién.-

    Cuando estuve casi al lado, la luz de el farol de la plaza iluminó su rostro.

    Tres moricas tan lozanas,

    Vi que no eran tan niñas...

    -Tres moricas tan lozanas-

    Un maquillaje pesado le cubría incipientes arrugas.
    ¿Que hacían sentadas en ese banco en esa noche sin luna?
    .
    -Iban a coger manzanas
    a Jaén-

    Cuando llegué a su lado hablaron..una tras otra:
    -Hola muchacho...¿No te gustaría un poco de fiesta? Conmigo podes hacer todo lo que quieras- dijo la primera.
    -Yo te la chupo hasta vaciarte los huevos- dijo la segunda.
    -Y a mi me podes dar por el culo, mi chulo- dijo la tercera.
    Y todas rieron descaradamente...

    -Axa y Fátima y Marién...-

    *Las morillas de Jaen- cancion anónima del siglo XV.
    Hay varias versiones, entre otras una corregida por Federico Garcia Lorca
    ( En el formato word la cancion es en letra inclinada)

    ResponderBorrar
  2. El comentario anterior lo podemos ver mejor en mi blog

    http://hoyhistorias.blogspot.co.il/2013/07/tres-morillas-estaba-caminando-por-la.html

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Gracias Dany, buenísima "quitada de máscara"! Iremos a leerlo en tu blog, colegaaaaa! Y seguí rescatando del pasado textos magníficos...

      Borrar
  3. Gracias Andrea, tus comentarios " fortalecen".
    Esos textos del pasado son de las viejas clases de literatura de la secundaria. En Argentina hasta en el colegio industrial tendíamos que estudiar un bachillerato y nos daban un baño de cultura.
    Hay un viejo LP de " Leda y Maria" , canciones del tiempo de maricastaña , donde ellas las cantan.( Maria de la tortuga Manuelita y Leda Valladares)

    ResponderBorrar
  4. entrar aqui para escuchar:
    Para leer mi cuento hay que cantar las estrofas de "tres morillas" y leer normal el resto..
    http://www.youtube.com/watch?v=ypo4CNCyBds

    ResponderBorrar
  5. Yo y él

    Desde el secundario que nos conocemos, nuestras casas casi lindaban en el barrio nada especial. Salvo los tres años de servicio militar, siempre juntos, nuestras vidas iban como gemelos, con los mismos gustos y anhelos.
    Nuestros casamientos no lograron separarnos, tampoco el hecho de vivir en ciudades distintas. Hallabamos cómo lograr encontrarnos dos o tres veces al mes, siempre con la alegría jovial que nos distinguía. No había secretos entre nosotros y bastaba un gesto para comprender situaciones.

    La nube negra de aquel Diciembre apareció cuando charlabamos sobre algo trivial, pero que desembocó a una discusión acalorada. Traté de esquivar ciertas alusiones un poco incómodas, pero José insistía en su desprecio; al cabo de casi media hora que me reprimía de demostrar mi ofuscamiento, opté cortar el encuentro.
    –José, calmémonos. Es mejor que hoy nos despidamos y así esto será un episodio que no merecerá ser recordado. Nos encontraremos en Enero, ya tranquilos, un nuevo año y volveremos a gozar de vernos– le dije en forma cordial.
    –Siempre supe que eras un cobarde, temés de enfrentamientos, te las ingenias para no discutir hablando solo de cosas que conocés– me replicó en un tono lleno de maldad.
    –Que extraño– contesté –nunca te referiste a esto, que considero una estupidez–
    –Porque tu altanería no facilitaba intimidad; nuestra amistad persistía por la rutina y yo me callaba para no arruinarla; hoy descubro que seguís haciendo tu rol de amigo condescendiente, soportandome por complaciencia– siguió rojo de ira.
    No sabía como eludir ese volcán, insistí en mi proposición:
    -José, somos mayores y obremos con cordura; repito encontrarnos en Enero…–
    –¡No! ¡Se acabó la farsa! No estoy dispuesto a soportarte más…Chau– y se alejó.




    Zeev - 282

    ResponderBorrar
  6. Falacia


    –No alcanzó a decirte gracias porque estaba muy apurado– me explicó mi hija.

    Escuché y no respondí ni reaccioné a pesar que sabía no era así.
    Me torturaba el no haber respondido, mas preferí esto a producir una discusión nada agradable. Confié que ya llegaría una oportunidad de hacerlo.

    Y llegó. En cierta charla con ella, confesé que aquella vez me abstuve de replicar y ahora me quito la careta y expongo mi posición respecto a esas dos mentiras.
    –¿No me creés que fue realmente así?– casi ofendida me dijo.
    –Exacto. La segunda, él tampoco emitió alguna voz al recibir lo que solicitó, antes de "estar apurado"…– alegué.
    –Bueno, entre ustedes no reina un idilio, ciertamente– se explicó.
    –Seguro que lo sé, pero yo le pasé el sobre con ciertas palabras de cortesía, sin calcular recibir respuesta. Menos aún ese supuesto agradecimiento.– objeté.

    Zeev - 144

    ResponderBorrar

Tu opinión enriquece este blog... gracias!