16 jun 2013

Tip 7: Osadía o "Quiero escribir una fantasía erótica"

-¿Preferís un color crema suave?  O este bordó  claro, mirá  que modernoso...

Mientras  mi querida vecina y manicura me mostraba los colores de esmalte de la nueva colección,
la sorprendí con una pregunta que la turbó:

-Violeta... ¿vos tenés fantasías eróticas?

Me miró con fastidio.
-¿Siempre lo mismo, che?  ¿No puedo hablar con vos de temas "normales"?  Siempre la cosa rebuscada, la filosofía, los cuestionamientos... ¡y ahora venís con ésto!

-No me contestaste.

-Y vos tampoco:  ¿el color crema o el bordó?

Le pedí el color que me recordaba la deliciosa uva chinche y cuando se calmó un poco,
le conté que en uno de mis Talleres, una señora elegante confesó a todos con sinceridad y desparpajo:

"Quiero escribir una fantasía erótica... pero me da verguenza que la lean mis nietos" 

¿Qué hacer cuando sentimos necesidad o ganas de escribir alguna cuestión que se aleja de lo "políticamente correcto"?

Si en una novela o cuento es imperioso que describamos el placer que siente un asesino serial al descuartizar a su víctima o la mirada libidinosa de un pedófilo al  observar con lentitud estudiada fotos de niños desnudos...  siempre tendremos la sensación de que algún familiar pensará:  "todas esas cuestiones turbias salieron de la retorcida cabeza de mi pariente escritor"

-¡Y con razón! -acotó Violeta, dando la última pincelada a la uña de mi meñique izquierdo y mirando mis manos como a una obra de arte-  ¿a quién se le ocurriría andar ventilando esas cosas?

-Un escritor a veces debe ser osado, Violeta.  

Es una voz que grita lo que otros callan y un espejo que refleja los sentimientos oscuros que otros prefieren tapar.  

Ana Frank por ejemplo, en su Diario,  relató con crudeza y osadía los intrincados rencores de su núcleo familiar bajo el yugo del encierro forzado.  Y Gustave Flaubert en Madame Bovary enfrentó a todo el establishment de una época, encarnando sus propios pensamientos en la piel de una adúltera.

A ver, autores...  ¿quién aporta otros ejemplos de osadía en la literatura universal?

3 comentarios:

  1. ABSTINENCIA

    María (¡ho María!) es una empleada en el banco donde yo soy el Jefe. Por el ángulo visual desde mi escritorio, la puedo observar en pleno; me absorbe.

    A su personalidad no falta nada, tampoco a su silueta. La veo sonriendo a un cliente y me apodero in mente de esos labios, tan carnosos y sensuales.
    El cliente que estoy atendiendo, me pregunta inquieto –¿Le sucede algo, señor?–
    –Perdón, algo que me pasó en mi mente– le respondo, sin dejar de atisbar a María.

    Ahora es una hora tranquila, ella ordena los papeles en su mesa; cruza una pierna sobre la otra… instintamente hago lo mismo, pero para calmarme. Sin cerrar mis ojos, la sueño frente a mí, me acerco y aflojo un botón de su blusa; se sonríe y sigo con los siguientes; percibo en ella cierto temblor, suave, provocativo, y al quitarle la prenda, no me retengo y la abrazo, la beso con fervor ¡Cuánto fervor!

    –Señor Carlos, hay un problema que Usted debe resolver– – interrumpe mi gozo esa cajera nueva y pone en mi mesa varios papeles, que no pude evitar de odiarlos.
    –Bien, enseguida los leeré– respondí y me apuré a espiar a María, ahora reclinada hacia el teléfono.

    En esa posición, los senos resaltaban, la cintura invitaba a rodearla y casi me levantaba a hacerlo, mas recordé que mi puesto no admitía cosas de ese estilo.
    Cerré los ojos y así la pude desnudar, acariciar lo que me estaba prohibido, besarla y ser correspondido…

    –Señor Carlos, ya ha decidido cómo actuar frente al problema– nuevamente la intrusa corta mi volar imaginativo.


    Zeev

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  2. Jaaa, bien, Zeev! Qué triste y opaco sería nuestro mundo sin las fantasías, no?

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  3. Noche De Locura

    ¡ Que noche de locura, de amor, de aventura, fue esa noche de Diciembre !
    Acostados en la playa, la espuma del mar mojaba nuestros pies, la luna no
    miraba, no quería ser cómplice de nuestro desenfreno, las estrellas con sus
    ojos cerrados evitando ignorar la locura, de esa noche de Diciembre…
    ¡ Noche de locura, de pasión de lujuria, fue esa noche de Diciembre !
    Con besos y caricias frenábamos que la noche pasase, nosotros abrazados
    bajo ese cielo de verano; el agua subía y mojaba; y mojaba nuestros cuerpos,
    que no se enfriaban, cada gota hervía en nuestra piel sedienta, nuestros ojos
    abiertos no perdían detalle, nuestra respiración, agitada, buscaba el aire que
    nos faltaba y nuestras gargantas con una especie de gemido festejaba el amor
    que nuestros cuerpos exigían…
    ¡ Y en nuestra locura, pedíamos que no termine la noche y el amanecer no se
    muestre, para conservar esa noche de Diciembre !
    Recuerdo la playa, de esa noche, arena fina que se adherían a nuestros cuerpos,
    que la humedad y la transpiración se habían hecho como una piel sobre nuestra
    piel y nos alejaba de nuestros pensamientos y del mundo que habitábamos en esa
    noche de Diciembre…
    Diciembre terminó y con él mi amor. Hoy en Enero busco una nueva aventura y
    con ella crear…
    ¡ Una nueva noche de locura !
    Mario Beer-Sheva


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