18 jun 2013

Tip 8: Qué quiere el lector

-¿Y si escribo una historia de amor... la leerías?

Violeta levantó la vista de las uñas que me pintaba prolijamente de color marfil y al instante percibí que se involucraría con verdaderas ganas en la conversación.  El brillo en sus ojos y la sonrisa que floreció en su rostro surcado de vivencias atenuadas por el botox, indicaron que había dado en el blanco de su interés.

-Las historias de amor son las únicas que me interesan.  No me vengas con guerras, cuentos políticos,  asuntos con jueces, abogados o psicología complicada- dijo sin disimular que hacía clara referencia a mi persona.

Y siguió:  a mí dame una buena historia  de amor con mucha pasión, celos, desengaños y un galán que parezca un adonis... y yo leo lo que quieras.  O mejor dicho -se apuró a agregar ANTES que le saque un volumen de cien páginas y la obligue a ser  coherente con sus propias palabras- prefiero VER eso mismo en una telenovela, sentada con una limonada fresca  al fin del día en mi living de Ramat Gan,  cuando todo es silencio y mi "gordo" duerme el cansancio del día.

-Yo también escribo esas cosas - dije al pasar.

-¡¿Una telenovela?! -exclamó y percibí un suspiro de admiración en su tono.  Pero enseguida, como siempre, su desconfianza:  ¿Y dónde está, por qué no la pasan por televisión?

-Está en una instancia que se llama "proceso de producción",  una suerte de nebulosa en donde entra un proyecto y nunca sabes cómo y cuándo -con suerte- se llevará a cabo,  pero eso es otra historia...  ¡Algún día la verás!  Yo también creo en las historias de amor.

Mi querida amiga y manicura Violeta, no es muy original en sus preferencias.  Las historias de amor atrapan y seducen por igual en todas las latitudes, a gente de todos los credos y clases sociales, sin importar la época o el nivel cultural.  

Desde Lo que el Viento se Llevó hasta El Amor en los Tiempos del Cólera, desde Cumbres Borrascosas a Los Enamoramientos de Javier Marías, el desatino de la pasión y el revuelo del amor desesperado,  alimentaron por generaciones la imaginación de lectores y espectadores del mundo entero.

Y vos, autor...  estoy segura que tenés "una de amor" para contar!  Una poesía o una carta, un cuento corto o una canción, unos versos sueltos o párrafos propios de coraje enamorado...
¿quién hace "click" en comentarios y regala al público virtual "una de amor"?



11 comentarios:

  1. Martes


    Todos los Martes, a las ocho de la mañana en punto, suena el timbre. Abro la puerta y la invito a entrar, y como siempre, ella con su sonrisa encantadora me pregunta: –¿Que tal?–
    Aunque yo esté de mal humor, esbozo un gesto cordial y repondo:
    –Fenomenal–
    . – .
    Sayda comienza su labor de limpieza. A veces un llamado de su celular le interrumpe; uno de sus tres hijos presenta algun problema, y en árabe, que yo no domino, lo calma. Por ahí me echa de la pieza donde escribo, para lavar el piso, luego, siempre con una sonrisa, me invita a regresar.
    La rutina del café de las once, que preparo, nos sienta uno enfrente al otro.
    No hay como un café aromático para una buena charla. Hace casi un año, sorbiendo el café, percibí algo que me instó a preguntarle:
    –Sayda ¿tu escríbes?–
    –¿Cómo lo supiste?– me respondió asombrada y agregó:–lástima que no tengo mucho tiempo disponible, porque me gusta escribir…–
    Le dí un cuaderno lindo que recibí para ese motivo, pero nunca lo usé y con una frase autoritaria: –Todos días, sin escusas, escribí algo, solo para ti, que ninguno lo lea, cosas del alma, de la vida, pensamientos –pero escribirlos!–
    –Gracias– y emocionada agregó –no te preocupes ¡nadie lo leerá, ya que escribo en Hebreo!–
    . – .
    Desde ese entonces, los Martes agrego a los saludos rutinarios, mi pregunta: –¿Escribiste?– y su respuesta – ¡Sí!– suena como un clarín.
    No le permito que me cuente qué, pero cierta vez le pregunté: –¿Soñas?
    –Todas las noches– respondió algo avergonzada–¡y los recuerdo!–
    –Entonces, agregálos en tu cuaderno, describílos tal como lo soñaste– le dije.
    . – .

    Un Martes entró con una sonrisa forzada. Le interrogué y me relató:
    –Estoy preocupada; ya dos semanas sueño con él. Estudiamos juntos en el secundario, me atraía, pero en mi pueblo existen restringiones severas, por lo cual no nos hablabamos. La universidad la cursó en el extranjero y el mes pasado volvió, abrió un consultorio; lo veo caminar por la calle principal, no me acerco. Pero en los sueños, conversamos, y lo disfruto–.
    Casi elevé mi voz cuando le dije: –No solo escribí esos sueños, sino cuentos donde él, llamemoslo Yakov, sea el protagonista central–
    . – .
    Las siguientes semanas, antes que ella abriera la boca a saludarme, yo me adelantaba : –¿Qué tal con Yakov?– Sin esperar respuesta, me dedicaba a mis asuntos.


    . – .


    Escribo estas líneas en un hotel de Italia (aprovecho un rato de tranquilidad) y de repente la escucho :
    –Yakov (así me llama ahora Sayda) ¿me podés ayudar?–

    Zeev

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    1. Zeev, querido poeta romántico, qué linda historia! Cotidiana, fresca... onírica. Gracias por participar!

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  2. **Alma de Poeta**

    Amoche quería una noche de insomnio, pero no pudo ser, el sueño llegó a mi
    mente y me trasladó a otro mundo, nuevamente, el mundo donde tu aparecías,
    en una sombra borrosa, dejando a mi imaginación, tu rostro, que no conozco.
    Y soñé con tus labios, que besé con frenesí, con tu pelo, que mis dedos en ellos
    se enredaron, en tu cuello, que besé con ansias, en tu nuca, que acaricié con amor.
    Pero como tu sabes, no conozco tu rostro, sólo fue mi imaginación. Leo lo que
    escribes, pero no es suficiente, conocer tu interior.
    En tu escritura, se nota, un camb
    io de actitud, ¿ acaso eso es…?
    ¿ Tu crees que tenemos futuro, para este incipiente amor ¿ ¡ Que pena tendría, que
    tu dejes de escribir y yo deje de soñar !
    ¡ Somos poetas y nuestras guías están en el corazón !
    ¡ Somos románticos, en el pensar y en el vivir !
    ¡ Creemos, en el poder de la pluma, pero ella no puede darnos una imagen !
    ¡ Oímos nuestro corazón, que galopan con premura, no deja estela para alcanzarte ¡
    ¡ Creemos en los sueños, que algo nos augura !
    ¡ Tu escribe, yo dormiré y espero, al despertar, verte, como soñé !
    Te saludo. ¡ Alma de poeta, corazón de miel !
    Mario Beer-Sheva

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  3. Mario, bienvenido al blog! Seguí regalándonos tu poesía tan expresiva y llena de pasión.

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  4. Por un solo botón



    Caminaba a encontrarse con un amigo en un café un par de cuadras mas adelante.

    Un hombre con una cabellera casi completa pero plateada de años.

    Unos cinco metros mas adelante apuraba su ritmo una chica joven.

    El no pudo definir la edad al verla de espalda pero pensó que tendría unos treinta años, poco mas o menos.

    Había algo en ella que lo atraía, quizás su forma de vestirse.

    La joven iba con unas sandalias minimalistas,

    Sus piernas sin medias subían desnudas hasta encontrarse con un short color arena.

    El detalle que mas le atrajo fue la blusa que vestía, color al tono, cerrada por delante y abierta por detrás abrochada arriba por un solo botón dejando ver eróticamente parte de la espalda y la cintura.

    Todo enmarcado por cabellos largos de color bronce.

    El sol de la tarde la iluminaba con el resplandor de un projector de teatro.

    El apresuró sus pasos, la curiosidad de ver su rostro lo empujaba, pero después de un par de metros, aminoró la velocidad, pensando en sus hijas.

    -Tiene la edad de mi hija menor- Pensó y desviósu mirada al frente buscando el bar donde le esperaba Gerardo.



    Unos cincuenta metros mas adelante la sandalia de la muchacha se enganchó en una baldosa suelta.

    Ella cayó con una pirueta de bailarina y sus cabellos siguieron por inercia su camino cubriendo su rostro.

    A pesar de su edad, corrió los metros que lo separaban de la joven. Llegó cuando intentaba levantarse, pero el dolor del pie torcido la hizo caer nuevamente.

    La tomo con sus manos y la ayudó a pararse. Ella puso una mano en el suelo para empujarse y con la otra se descubrió el rostro empujando los cabellos hacia atrás.

    Una sonrisa dolorida de ella se encontró con su pregunta trivial.

    -¿Te lastimaste?

    -No mucho, solo me torcí el tobillo, pero no puedo caminar- Le contesto haciendo un mohín.

    - No te preocupes, yo te ayudo- Le dijo mientras la levantaba en brazos y siguió-¿Adonde ibas?

    -A casa, es ahí, unos pocos metros mas, la tercera entrada- Ella señalo la puerta con la cabeza.

    Caminó cargando la muchacha sin saber lo que pensar, entró al pasillo y apretó el botón del ascensor.

    En el segundo piso la chica le dió las llaves, lo invitó a que entre con ella y la lleve al sofá.

    -Vivo sola, ¿sabés?- Ella le comentó ...



    Gerardo venìa caminando de frente y lo encontró parado, con la mirada perdida, mirando hacia adelante.

    ¿Que te pasa?- Le preguntó interrogandole con la mirada.

    -Nada...amores imaginarios de viejo.

    Daniel Kritz


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  5. Bien, Dany, hermoso desde el original título! Hay imaginación y osadía,(lo que no es poco) y ambas fluyendo en el andar cotidiano de un día cualquiera...

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  6. La Cenicienta
    La María era de un tono oscuro como la oscuridad del atardecer nublado, sin esperanzas, sin mañana mejor. Había llegado a la capital como tantas otras chicas buscando un sueño, escapando de la miseria, no de la pobreza. Fue El Juan quien la impulsó a hacerlo desde su última carta: “nada te va a faltar allá… Vas a ser mi princesa del cuento”. Juan sabia como llegar al alma de María. Ella siempre soñaba (eso nadie podía impedírselo) con príncipes, reyes, palacios y princesas. Ese era el legado que su abuela Josefa le había transferido y era el único recuerdo que de ésta tenía.
    Las esperanzas de María se desvanecieron al poco tiempo de llegar. El cuarto de pensión en el que vivía con Juan era una muda expresión de la tristeza, a la vez que reflejaba la miseria cercana a la suya de Alto Verde, en su Mendoza natal. Juan era ahora un hombre violento, que regularmente se emborrachaba, maltratando a María, quien temía de él, cada vez que éste se le acercaba. Por las noches ella solamente se acostaba abriendo sus piernas, no sintiendo, dejando que Juan hiciera a su antojo. A la mañana, Juan se iba, no sin antes encerrarla con llave en el cuarto (se había hecho costumbre las últimas semanas).
- Sos una puta, le decía antes de irse, pero únicamente mía, no lo vas a hacer con nadie más.
Ese día Juan se fue olvidándose de cerrar con llave. María después de mucho tiempo salió a la calle, asustada y aturdida por la gente y los autos que a esa hora allí por Constitución transformaban el ambiente en lo más parecido al Infierno. Caminó en círculos durante horas (temía perderse), hasta que cansada se sentó en un banco de la plaza. A metros de allí un cartel llamó su atención. Esa noche se anunciaba un gran baile en un lugar llamado El Palacio. María decidió ir. Le pediría ropa a su vecina de pieza, la Yolanda, quien noche a noche salía a trabajar. Y así fue. Yolanda le prestó un vestido de princesa, que María ocultó cuidadosamente. Juan volvió más temprano que de costumbre, y borracho como de costumbre. María le sirvió más vino y se le ofreció desnuda. Sabía que Juan siempre se dormía profundamente después de penetrarla y ésta no iba a ser la excepción.
Así ocurrió. María vistió rápidamente las ropas de Yolanda y fue a su baile.
El Palacio era una bailanta frente a la plaza. La cumbia era la música del lugar. Las lamparitas de colores, el humo del cigarrillo, y un olor penetrante que María desconocía reinaban por allí. María se lanzó a bailar sola, una fuerza desconocida la impulsaba. Y en un giro lo vio. Alto, rubio, pelo largo. Era su príncipe y a él se debía. Lo tomó de la mano y lo llevó a la pista. Lo apretó contra su pecho hasta casi asfixiarlo, lo besó como nunca antes había besado. De pronto recordó a su Juan y tuvo miedo. Se desembarazó como pudo del príncipe y escapó. Éste en el afán de retenerla, se quedó con un trozo de su vestido, gracias al cual pensaba encontrarla. Y María corrió hacia su pensión. Cuando llegó Juan la estaba esperando, despierto, borracho, descontrolado. María no dudó un instante. Tomó la botella que estaba sobre la mesa, la partió y se la clavó a Juan en la garganta, causándole una muerte inmediata. Ya en la madrugada le contó a Yolanda lo vivido.
- No te preocupes -le dijo Yolanda. Tengo amigos que van a arreglar esto. Nadie va a reclamar por Juan. Y ahora que te liberaste podés venir a trabajar conmigo.
Al tiempo y una mañana que María volvía encontró en la puerta a aquél príncipe de la bailanta. En su mano un pedazo de tela de aquel vestido de princesa.
- Esto te pertenece -dijo el Príncipe. Vuelvo esta noche a Alemania y quiero me acompañes -agregó.
Por supuesto -respondió María. Mi nombre es Cenicienta.
    Daniel Najnsztejn

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    1. Gracias Daniel, por tu Cenicienta moderna. Esperamos tus nuevos aportes.

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  7. “BITÁCORA DE VIAJE…A PIE, EN BUS o EN TRANVÍA ”

    Historias de la Vida Urbana ….Historias que son, pueden o pudieron ser…..
    Alter B. Himelfarb W.

    Siempre he estado enamorado de tu cuerpo…
    Desde aquella vez que te vi entrar al bus…
    Tu busto, tus caderas, tu porte, tu silueta…
    No cabe duda, ¡Me enamoré de tu cuerpo!

    !Me enamoré de tu cuerpo!…
    Sí, quisiera tener tu cuerpo,
    Pero no quisiera tenerlo sin ti.

    Déjame conocerte…
    Para así enamorarme…
    Enamorarme totalmente de ti.

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  8. **Visitando A Mi Madre**

    El tren se detuvo y yo bajé al andén, el único andén que había, en ese pueblo
    perdido de la vista del Creador. Junto conmigo un saco de correos y unos
    cuanto diarios, del día anterior. El tren pegó el silbido y se fue de la estación.
    Yo tomé el camino al pueblo, despacio pero sin respiro, y en una legua y
    media estaba en el caserío. Llegué rozando el medio día, en el primer boliche
    pedí medio litro, por el polvo del camino, un bife y una tortilla, que mi estómago
    pedía. Al pagar le pregunté al patrón:
    “ Como se llega a la tierra donde la gente encuentra la paz “
    -Amigo, hay dos maneras para llegar a ese lugar, una es con cajón de álamo, y la
    otra siguiendo las vías hasta el paso a nivel, al llegar a la loma, lo reconocerá
    al ver-
    El sol a plomo caía, y me puse en camino, antes de la hora había llegado a destino.
    No tapial, no alambrado, ni rejas. No un árbol que de sombra, y el viento pueda
    silbar, como un coro por los que ya no están.
    Me acerqué a un muchacho, encargado del lugar, de abrir la tierra y los muertos
    enterrar, además arrancar los yuyos que él dejaba crecer: ¡En invierno se secan y
    con el viento se van!
    El me indicó donde estaba enterrada mi mama, una tumba de ladrillos, quemados
    por el sol, era el poncho que cubría el cuerpo que D-os le dio. Sin saber que hacer,
    me puse de cuclillas, después de rodillas y finalmente, firme y de pie, como se
    respeta a una bandera.
    ¡Así le hablé! Soy yo, mama, tu hijo que ha venido a verte desde muy lejos, y ahora
    que estoy a tu lado no sé que decir. ¿Acaso tu estás ahí?
    La vida nos separó, por caminos diferentes, y hoy que te he ubicado, te prometo que
    todos los años vendré a verte, mientras tenga vida. Si no vengo, mama, es porque he
    muerto, en ese caso, seguramente, tu estarás esperándome en otro lado, como lo has
    hecho hoy.
    ¡Mama, te pido tu bendición, para que cada vez que vuelva, estés en paz, como hoy!
    Mario Beer-Sheva


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  9. AL AMADO

    Mi amado es un bosque habitado por ángeles
    El cuenco de su pecho un búnker
    en tiempos de guerra
    A néctar extraído por colibríes
    saben sus besos
    Cuando me ama
    Las piedras se estremecen
    se empujan
    se rompen
    Los truenos protestan
    Y las estrellas celosas
    espían por las rendijas de las ventanas

    Sabina DuAr.

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